Hola muy buenas!!!
Quiero compartir con ustedes una de las experiencias de ayer.
La verdad es que estaba siendo un día muy movido pero todo iba saliendo bien y estaba contenta. Por la tarde fui a una comunidad que celebraban la misa a las 3:30 pues quería renovar el Santísimo que tenía en casa.
Continué con lo programado y en esto que me llama la Hna. Ofelia por si quiero ir a tomar algo con ella para saludar a D. Alberto un obispo español. El lleva muchos años en Mozambique,y ahora está de Obispo en nuestra Diócesis vecina de Nacala, también en el Norte. El encuentro fué cortito pero muy familiar y distendido. Otro regalo más del día. Volvía para casa contenta, ya oscuro, (aquí a las 6 ya estamos sin sol).
Justo estoy llegando a casa y me llama el director clínico del hospital un tanto nervioso pidiéndome ayuda urgente, necesitan sangre y no tienen. Les llegó una mujer embarazada de un hospital rural, con hemorragias y tienen que hacerle la cesárea. Si no encuentran sangre se morirá. Uf, ¿A estas horas a quien llamo?. Yo hacía un mes y poco que había donado... En esto llamo a P. Paulino misionero que había llegado a la ciudad y le pido ese gran favor. Su primera reacción: Estrella, ¿es seguro aquí el pinchazo?. Le dije que sí, que estuviera tranquilo. Le pedí si sabía de alguien más y me indicó otro misionero Pe. Salvador que también se encontraba providencialmente en la ciudad. Total que los fui a buscar y nos dirigimos al Hospital. Entrar por Urgencias ya te cambian todos los sentimientos... ¡Cuánto sufrimiento!...
Llegamos al banco de sangre y les presenté a los dos padres que serían donantes. Mientras llegaba su turno me fui a entregar unas inyecciones que tenía de España para cortar hemorragias por si les podían ayudar. El médico muy contento y me comenta: Está siguiendo las noticias de Beira, (afectada por el ciclón), ya hay 400 y tal con cólera.
Uf, qué fuerte, que impotencia y que ganas de estar allí junto a ellos.
Al regresar me dice el P. Salvador que él había donado hace solo un poco más de un mes, entonces ya no podía ser. El bonito gesto ya lo había hecho y estaba muy agradecida. En esto un chico que estaba cerca escuchando la conversación se me acerca y me dice: yo le vendo mi sangre, deme 5000 Meticais.
Yo puse una cara a cuadros y menos mal que me dió por reir... Y me dice: bueno, puede darme 3000. Después de hacerle una reflexión, que nosotros estábamos donando sangre gratuitamente a una persona que ni conocíamos. Ellos tenían que ayudar a su gente... Total que me dice: entonces búsqueme un trabajo que me pueda ganar la vida sin vender mi sangre. Esto aún hoy me da vueltas en mi cabeza y en mi corazón, no importa la forma de ganarse la vida: trabajar, robar, vender sangre... parece que todo es igual. El chico de unos 18 años, limpito, con una linda sonrisa... ¿Qué futuro le esperará?.
Al terminar fui a Maternidad para entregar el justificante de la donación. La señora aún continuaba en el quirófano. La enfermera me dice: llegaron 2 embarazadas del mismo hospital y en las mismas condiciones... Que dolor... Que impotencia!!!
En el hospital gente acostada por todas partes, los acompañantes, muchas veces del interior, tienen que pasar una y otra noche a la intemperie.
Señor aviva mi sensibilidad, mis reflejos para actuar siempre con amor y misericordia.
Éste es tu pueblo amado, que se lo podamos transmitir con los pequeños gestos.
🙏😘🌹